Mi hermano habló por mí
MOISES (Éxodo 4)
¿Qué impide que yo sea bautizado?
El eunuco (Hechos 8:36-39)
Con la quijada de un asno dí muerte a mil hombres.
Sansón (Jueces 15:15)
Una escalera de la tierra al cielo
Jacob (Génesis 28:11-19)
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
Isaías (Isaías 6:1)
En el monte Moriah yo ví su gloria
Abraham (Génesis 22:2)
Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío
Abraham (Génesis 22:8)
Fuí arrojada de una ventana y los perros comieron mi carne.
Jezabel (2 de Reyes 9:30-33)
Cuatro hombres en el horno de fuego.
Nabuconodosor (Daniel 3)
Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.
Jeremías (Jeremías 1:7)
Yo profeticé que en el espíritu y poder de Elías mi hijo avanzaría.
Zacarias (Lucas 1:17)
¿Quién soy yo para que vaya a Faraón?
Moisés (Éxodo 3:11)
El rey no quiso mi consejo aprobar y por siete años fuera del reino tuvo que parar.
Daniel (Daniel 4)
A Lázaro, en el seno de Abraham
El rico (Lucas 16:19-31)
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Isaías (Isaías 26:3)
Tres veces traté de maldecir, pero las palabras que quería no podían salir.
Balaam (Números 23)
Vanidad de vanidades, todo es vanidad
Salomón (Eclesiastés 1:2)
Yo a Satanás veía como del cielo como un rayo caía.
Jesús (Lucas 10:18)
Un vellón de lana mojada con el rocío
Gedeón (Jueces 6:37)
Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
Juan (Apocalipsis 1:16)
Yo me postré para adorar, pero él me dijo que solamente a Dios mi adoración debía dar.
Juan (Apocalipsis 19:10)
¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?
Elías (1 Reyes 18:21)
Con mi mejor amigo cada día caminé, hasta que un día ya no regresé.
Enoc (Génesis 5:24)
El hijo del hombre a la diestra de Dios.
Esteban (Hechos 7:56)
Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
Joel (Joel 2:28)