Mencione 4 funciones del riñon
Eliminación de desechos por la orina
Regulación del agua del equilibrio de iones inorgánicos, osmolaridad y del equilibrio ácido base (con ayuda de los pulmones) en el medio interno
Producción de hormonas y enzimas
Gluconeogenesis
¿Cuáles son los biomarcadores séricos tradicionales utilizados para evaluar la función renal en perros y gatos, y cuáles son sus limitaciones?
Los biomarcadores tradicionales son la creatinina y la urea, ambos productos de desecho filtrados por los riñones. Sin embargo, tienen limitaciones importantes: sus niveles en sangre solo aumentan cuando ya se ha perdido aproximadamente el 75% de la función renal, lo que dificulta la detección temprana. Además, la creatinina está influenciada por la masa muscular, y la urea puede verse afectada por factores no renales como la dieta, la hemorragia gastrointestinal y la hidratación.
Mencione 5 posibles signos clínicos de un paciente con enfermedad renal
Anemia
vómito
melena
úlceras orales
PU/PD
¿Cuáles son los principales objetivos del manejo terapéutico en perros y gatos con enfermedad renal crónica?
El manejo busca retrasar la progresión de la enfermedad renal, controlar los signos clínicos como vómitos, anorexia y letargia, mantener un adecuado estado nutricional, corregir desequilibrios hidroelectrolíticos y ácido-base, prevenir y tratar complicaciones como anemia, hipertensión o hiperfosfatemia, y, sobre todo, mejorar la calidad de vida del paciente.
¿Qué es la clasificación IRIS y cuál es su objetivo en el manejo de la enfermedad renal crónica en perros y gatos?
La clasificación IRIS (International Renal Interest Society) es un sistema internacionalmente reconocido que permite estandarizar el diagnóstico, estadificación y manejo de la enfermedad renal crónica en perros y gatos. Su objetivo es clasificar a los pacientes en etapas según la gravedad de la disfunción renal, facilitando así decisiones terapéuticas personalizadas, el pronóstico y el monitoreo a largo plazo.
Defina Enfermedad Renal Crónica
La enfermedad renal crónica (ERC) se refiere a una anormalidad en uno o ambos riñones que está presente durante un período prolongado (al menos tres meses)
¿Qué información puede obtenerse a partir del análisis de orina (urianálisis) y qué biomarcadores urinarios son útiles para evaluar daño renal en perros y gatos?
El urianálisis permite evaluar parámetros como la densidad urinaria (indicadora de la capacidad de concentración del riñón), la presencia de proteinuria (proteínas en orina), la relación proteína/creatinina urinaria (UPC), la presencia de cilindros urinarios (indicadores de daño tubular) y la microalbuminuria (presencia de pequeñas cantidades de albúmina en orina, que puede ser un marcador temprano de daño glomerular).
¿Cómo se relacionan los signos de vómito, halitosis (mal aliento) y úlceras orales con la insuficiencia renal en mascotas?
Estos signos están relacionados con la acumulación de productos nitrogenados en sangre (azotemia) y el desarrollo de uremia, que produce alteraciones gastrointestinales como gastritis urémica y úlceras orales, así como el característico aliento uremico
¿Qué papel tiene la hidratación en el manejo de pacientes con enfermedad renal crónica y qué opciones existen para mantenerla?
Mantener una buena hidratación es esencial porque estos animales tienden a perder más agua debido a la incapacidad de concentrar la orina. Se fomenta la ingesta voluntaria ofreciendo agua fresca siempre disponible, usando dietas húmedas, añadiendo agua a los alimentos, y en pacientes avanzados, administrando fluidoterapia subcutánea en casa para prevenir deshidratación y mantener una perfusión renal adecuada
¿Cuáles son los principales criterios utilizados por la clasificación IRIS para determinar la etapa de enfermedad renal crónica?
IRIS se basa principalmente en los niveles séricos de creatinina (y más recientemente, también SDMA), medidos en al menos dos ocasiones estables en pacientes bien hidratados. Estos valores permiten asignar al paciente a una de las cuatro etapas de ERC, que van desde la etapa I (daño renal temprano) hasta la etapa IV (enfermedad renal avanzada).
Dentro de cada etapa, IRIS utiliza la presencia y gravedad de la proteinuria (medida por la relación proteína/creatinina urinaria, UPC) y la presencia de hipertensión sistémica para subclasificar a los pacientes. Estos factores son importantes porque influyen en el riesgo de progresión de la enfermedad y en la elección de medidas terapéuticas específicas.
Cuál es la prevalencia de ERC en gatos mayores de 10 años?
30-40%
Por qué es importante medir la relación proteína/creatinina urinaria (UPC) en perros y gatos con enfermedad renal y qué nos indica su aumento?
La relación proteína/creatinina urinaria es importante porque cuantifica la magnitud de la proteinuria, que es un marcador clave de daño glomerular y un factor independiente de progresión de la enfermedad renal. Un aumento sostenido en la UPC indica que hay pérdida anormal de proteínas a través del glomérulo, lo que contribuye a la fibrosis y el deterioro renal progresivo. Además, permite clasificar y monitorear a los pacientes según las recomendaciones del IRIS.
¿Qué diferencias clínicas puede haber entre la presentación de enfermedad renal aguda y crónica?
La enfermedad renal aguda suele presentarse con signos súbitos como anorexia, vómitos severos, depresión, oliguria o anuria (poca o nula producción de orina), mientras que la crónica se desarrolla lentamente, con poliuria, polidipsia, pérdida de peso progresiva y alteraciones crónicas del pelaje y apetito.
¿Qué papel juegan la dieta y el manejo nutricional en el tratamiento de la enfermedad renal crónica en perros y gatos?
La dieta es fundamental, ya que las dietas renales están formuladas para tener niveles restringidos de fósforo y proteínas de alta calidad, lo que reduce la carga de trabajo renal y minimiza la acumulación de desechos nitrogenados. Además, suelen incluir ácidos grasos omega-3, antioxidantes y un adecuado balance de potasio y sodio. Un buen manejo nutricional puede mejorar los síntomas, retrasar la progresión del daño renal y mantener la condición corporal del paciente.
¿Cómo influye la identificación temprana de pacientes en etapa IRIS I en la evolución y pronóstico de la enfermedad renal crónica en perros y gatos?
Identificar a los pacientes en etapa IRIS I es clave porque, en esta fase, aunque los niveles de creatinina y SDMA pueden estar aún dentro del rango normal, ya hay signos sutiles de daño renal, como proteinuria persistente o alteración en la capacidad de concentración urinaria. Detectar el problema en este momento permite implementar medidas preventivas, como ajustes dietéticos, control de la presión arterial y reducción de la proteinuria, que pueden ralentizar significativamente la progresión de la enfermedad y mejorar el pronóstico a largo plazo. Además, permite un monitoreo más frecuente y personalizado, evitando que el paciente llegue a etapas más avanzadas antes de recibir tratamiento adecuado.
¿Cómo regulan los riñones el volumen y la composición de los líquidos corporales, y qué mecanismos participan en esta regulación?
Los riñones ajustan el volumen de orina y la cantidad de solutos que excretan mediante procesos de filtración glomerular, reabsorción tubular y secreción tubular. Hormonas como la aldosterona (que aumenta la reabsorción de sodio y agua) y la vasopresina o ADH (que regula la reabsorción de agua en los túbulos colectores) son claves en este proceso. Además, el sistema renina-angiotensina-aldosterona ayuda a regular la presión sanguínea y el volumen circulante.
¿Qué es el SDMA (dimetilarginina simétrica) y por qué se considera un biomarcador temprano para la detección de enfermedad renal en perros y gatos?
El SDMA es un biomarcador que refleja la tasa de filtración glomerular (TFG) y aumenta cuando hay aproximadamente un 40% de pérdida de función renal, es decir, mucho antes que la creatinina. Es menos influenciado por la masa muscular, lo que lo hace especialmente útil en animales geriátricos o caquécticos. Por estas razones, se considera un marcador más sensible y específico para detectar enfermedad renal en etapas tempranas.
¿Por qué los animales con enfermedad renal crónica pueden presentar anemia, y cómo se manifiesta clínicamente esta anemia en los signos generales del paciente?
El riñón produce eritropoyetina, una hormona clave para la producción de glóbulos rojos. En la enfermedad renal crónica, la producción de eritropoyetina disminuye, llevando a una anemia no regenerativa. Clínicamente, esto se manifiesta como mucosas pálidas, letargia, debilidad general, intolerancia al ejercicio y, en casos graves, taquicardia compensatoria.
¿Cómo se maneja la hipertensión en perros y gatos con enfermedad renal y qué fármacos suelen utilizarse?
La hipertensión es una complicación frecuente y debe tratarse para evitar daños adicionales al riñón, los ojos, el corazón y el cerebro. Generalmente, se utilizan inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), como enalapril o benazepril, que reducen la presión intraglomerular y la proteinuria. En gatos, si la hipertensión es severa, se suele añadir amlodipino, un bloqueador de los canales de calcio, para lograr un mejor control.
¿Qué desafíos clínicos existen al usar únicamente creatinina sérica para la estadificación IRIS, y cómo ayudan biomarcadores adicionales como SDMA a superar estas limitaciones?
La creatinina sérica tiene limitaciones porque solo aumenta cuando ya hay una pérdida significativa de función renal (alrededor del 75%), y sus niveles están influenciados por factores no renales, como la masa muscular y el estado de hidratación. Esto puede llevar a subestimar el daño renal, especialmente en animales pequeños, delgados o geriátricos. El SDMA, al ser un biomarcador más sensible y menos afectado por la masa muscular, permite detectar disminuciones más tempranas en la tasa de filtración glomerular (con solo un 40% de pérdida de función), mejorando así la precisión del diagnóstico y la clasificación IRIS. Esto permite implementar medidas de manejo antes de que la enfermedad avance a etapas irreversibles.
¿Cuáles son las causas más comunes de enfermedad renal aguda y crónica en perros y gatos?
En la IRA, las causas comunes incluyen intoxicaciones (como por uvas, pasas, anticongelantes), infecciones graves (como leptospirosis, pielonefritis), isquemia renal (por shock, deshidratación), y obstrucciones urinarias. En la IRC, predominan causas como nefropatías hereditarias, glomerulopatías crónicas, pielonefritis crónica, nefritis intersticial, enfermedad cardiaca y en muchos casos, una causa no identificable (idiopática).
Que es la Cistatina y que función cumple como biomarcador
La cistatina C y la cistatina B son proteínas de bajo peso molecular que se producen de manera constante en todas las células nucleadas y se eliminan del organismo casi exclusivamente por filtración glomerular en los riñones. Debido a esto, sus concentraciones en sangre reflejan directamente la tasa de filtración glomerular (TFG).
En perros y gatos, la cistatina C se ha estudiado como un biomarcador potencialmente más sensible que la creatinina, ya que puede aumentar antes en casos de disfunción renal y no se ve afectada por factores como la masa muscular, que sí alteran los niveles de creatinina. La cistatina B, aunque menos estudiada, también ha mostrado potencial como indicador de daño renal, particularmente a nivel tubular.
Sin embargo, aunque los estudios son prometedores, estos biomarcadores aún no se usan ampliamente en la práctica clínica veterinaria y su papel está en investigación, por lo que hoy en día no sustituyen a los marcadores más establecidos como creatinina, SDMA, proteinuria o UPC, pero podrían convertirse en herramientas útiles en el futuro para la detección temprana y el monitoreo de la enfermedad renal.
¿Cómo contribuye la hipertensión sistémica secundaria a enfermedad renal crónica en perros y gatos a los signos clínicos observados, y qué consecuencias puede tener si no se controla?
La hipertensión sistémica secundaria ocurre porque el daño renal altera la regulación del volumen sanguíneo y del sistema renina-angiotensina-aldosterona. Esto provoca aumento de la presión arterial, lo que a su vez daña más los glomérulos y acelera la progresión de la enfermedad renal. Clínicamente, puede generar retinopatía (hemorragias o desprendimiento de retina) causando ceguera súbita, además de hipertrofia ventricular izquierda y riesgo de insuficiencia cardíaca. Si no se controla, se crea un círculo vicioso que empeora el pronóstico.
¿Cómo se maneja la hiperfosfatemia en perros y gatos con enfermedad renal crónica, y por qué es importante su control?
La hiperfosfatemia en perros y gatos con enfermedad renal crónica se maneja principalmente mediante el uso de dietas renales bajas en fósforo, que ayudan a reducir la carga de fósforo que ingresa al organismo. Si la hiperfosfatemia persiste a pesar del control dietético, se utilizan quelantes de fósforo, como carbonato de calcio, Hidroxido de aluminio que se administran junto con las comidas para disminuir la absorción intestinal del fósforo.
El control de la hiperfosfatemia es fundamental porque niveles elevados de fósforo en sangre favorecen el desarrollo de hiperparatiroidismo secundario renal, alteraciones óseas, calcificación de tejidos blandos y progresión del daño renal, lo que impacta negativamente en la supervivencia y calidad de vida del paciente. Por eso, mantener los niveles de fósforo dentro del rango recomendado según la etapa IRIS es un objetivo clave en el tratamiento.
¿Cómo se diferencian las etapas I, II, III y IV de la enfermedad renal crónica según IRIS en términos de función renal y niveles de creatinina o SDMA?
Etapa I: daño renal temprano, creatinina y SDMA normales, pero otras evidencias de daño (como proteinuria persistente o alteración en la capacidad de concentrar orina).
Etapa II: leve reducción de la TFG, creatinina ligeramente elevada, SDMA ligeramente elevado.
Etapa III: reducción moderada de la TFG, aumento moderado de creatinina y SDMA, signos clínicos como poliuria/polidipsia o pérdida de peso pueden aparecer.
Etapa IV: reducción severa de la TFG, creatinina y SDMA muy elevados, signos clínicos graves (anorexia, vómitos, letargia, deshidratación).